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Chamal Reunion 1976
Remarks delivered by Captain George P. Taylor, USN, Ret.
BLALOCK MEXICO COLONY

Señor Gobernador del Estado de Tamaulipas y la Sra. Cárdenas-Gonzalez; Miembros de la Reunion de la Colonia de Chamal; distinguidos Invitados; damas y caballeros:

Estamos reunidos aquí algunos descendientes de los colonos que fundaron la colonia Americana en El Chamal en el año 1903, Los que no son descendients de aquellos atrevidos, seguramente son amigos que saben a El Chamal y que han conocido el encanto de ese lugar. Estamos aquí hoy porque la nostalgia, lo exige; recordamos que allí pasamos los años de la juventud; no podremos olvidar jamás que en esas tierras yacen los restos de padres, parientes y amigos. Por eso deseamos vivir hoy otra vez algunas memorias de nuestra vida en aquella colonia.

Estamos muy agradecidos de que el Sr. Gobernador del Estado nos haya honrado con su presencia, así como la de las otras personas distinguidos.
Los sucesos que voy a relatar tuvieron un efecto tremendo en la vida, carrera, y fortuna de algunos miles de personas, incluyendo mis abuelos, mis padres, mis hermanas y hermanos y muchos de los contemporáneos de ellos y de los mios. La mayoría de nosotros que nos consideramos como Chamaleños somos de la tercera generación; algunos hay todavía de la segunda--es decir aquellos que eran infantes, niños o jóvenes cuando los colonos llegaron a México. En cuanto yo sepa, ya no queda ninguno de la primera generación--los padres de las familias que arribaron al Chamal en 1903. No es extraño:

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en. marzo de este año se verificó el 73rd anniversario de ese suceso.

Es raro que en la vida uno pueda señalar a un solo suceso y decir que eso precisamente fue la causa de una completa transformación en la vida de sus- abuelos y en la de los descendientes de ellos. Yo tengo en mi poder copia de un documento que tal vez sea causa de tal suceso: un orden de extradición firmado por el juez Hosea Townsend en abril de 1899, representando el Territorio Indio de los Estados Unidos, y cargando al Sr. George Blalock que arrestara y volviera al condado de Greer, Terr. de Oklahoma, un reoun tal Tom Richardson. El Sr. Blalock era entonces alguacil del condado y el reoacudado del robo de caballos, crimen de alta gravedad en aquellos tiempos.

En cumplimiento de este orden, El Sr. Blalock visitó a México, y en esa capital supo que había de -venta una hacienda grande en el estado de Tamaulipas--la de El Chamal, Cuando regresó a Okla. Blalock comenzó el trabajo de organizar, con la aprobación de ambos gobiernos, la Blalock Mexico Colony. Al principo, un grupo de interesados visitaron a la Hda. y verificaron que era satisfactoria para la fundación de una colonia. Los miembros de ese grupo incluyeron los sres. Blalock y George Ingram y mis abuelos, el Sr. William Wesley Taylor y el Sr. Samuel Lafayette Penix, padre de mi madre. En ese mismo año de 1902, el Terr. de Okla. otorgó una cédula de organización para la empresa.

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Negociación para la compra de la Hda. se concluyó en enero de 1903, y en en el día 20 de febrero de ese año, salió de Mangum, Okla. el -primer grupo de colonos. Viajaban por dos trenes--uno llevaba las familias, su equpaje, colchones y ropa de cama, y bienes muebles; el otro tren traía ganado vacuno, caballos, mulas, puercos, y hasta gallinas; también coches y carretas (huaguines) y todas las herramientas necesarias para establecer sus hogares y manejar fincas y ranchos. Todas estas cosas llevaban consigos según um acuerdo fornalizado con el gobierno mexicano.

Es interesante examinar este grupo de inmaigrantes. Consistía en 33 familias y 9 solteros, siendo de ocupación un comerciante, un Dr. de medicina, un ganadero, dos herreros, dos carpinteros, y 35 agricultores. Así es que tenían entre si casi todas las profesiones esenciales. Entre ellos no / habían ricos; tanpoco no eran muy pobres; la empresa en que andaban era costosa. El número total del grupo acercaba a 150.

El segundo grupo de colonos llegó, también por tren especial, en octubre de 1903, y durante los 8 o 9 años siguentes otros llegaaban. de vez en cuando; así es que para el año de 1912, habían mas de cien familias en Chamal, aunque algunas de las primeras habían regresado a los Estados Unidos después, de un breve ensayo de ser colonistas.

El tres de marzo de 1903, los primeros inmigrantes llegaron

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a la estación de Escandon, situada en línea ferrocarilera Monterrey a Tampico, 60 km. al este de El Chamal. Allí duraron tres dias descargando los trenes; entonces, con los coches y carretas llenos de gente y bienes le todas classes, y areando las bestias y ganado, tomaron camion a El Chamal. Como era el mes de marzo, hacia un calor feroz; sufrieron bastante por el plovo del camino y la falta de agua. Pasaron por la población de Xicotencatl, y llegaron al Rio Forlon (ahora Guayalejo). Allí los que no aguantaban mas se acamparon, y en esa noche a la orilla de ese río se nacio el primer niño de la colonia, hijo do los Sres. Snell.

Pasando el Forlon, atravesaron un llano seco y polvoroso, hasta llegar al Rio Frío, una corriente honda de agua fría y cristalina. Había una Puente que se había construído, empleando algunos árboles gigantes, sabinos, como pilas para soportar el piso. No ear construcción Hermosa, per útil, y Pasaron sano y salvo. A poca distancia del río llegaron a la sierra, y empezaron la subida, sabiendo que era el ultimo obstácule entre ellos y su destinación. El camion era muy pedregoso; las llantas de los coches sacaban chispas y plovo de brincar piedra a piedra, sacudiendo los pasajeros cruelmente. Al fin alcazaron a la cumber y podían ver abajo el valle de Chamal. A la vista de ellos, parecía a una region virginal, de jungles, matorrales, y de palmares. No se notaban milpas ni huertos, ni habitaciones humanas, aunque habían algunos ranchitos esparcidos por el valle. Dudo que entre ellos haya habido un solo individuo que comprendía lo que les esperaba en ese lugar. Venían ignorantes de la tierra, la clima, la fauna y flora, la gente y la lengua española. Ignoraban que sufrirían

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del paludismo; que pronto enccmtrarían por primera vez niguas, el pinolillo y los jejenes, las dificultades serían suficientes para poner a prueba, el espíritu. de todos y para derotar a muchos.

Estos colonos habían venido a Mexico con el propósito de establecer hogares en tierras previamente compradas. Las condiciones de esa compra, su inmigración a Mexico, y de su plan de desarollo de la hacienda fueron afirmadas en un acuerdo que hicieron con el gobierno Federal de México. Ellos no eran, como algunos han dicho después, intrusos o •usurpadores de terrenos ajenos.

La Hda. El Chamal, cuando vino a la atención del Sr. Blalock era propiedad del Banco Hipotecario de México. La manera en que el banco la adquirió, y muchos otros datos acerca de la historia de estos terrenos, se contienen en una carta muy interesante, copia de la qual tengo en mi poder. La carta que lleva fecha de 13 de enero de 1903 se dirije a los sres. Blalock y Ingram, quienes estaban entonces en la capital conduciendo el negocio de la compra. El escritor, el Lic. Rafael Pardo, abogado distinguido del la capital, había sido encargado de hacer um. examen de los títulos de la propiedad,y dar una opinión respecto a la validez de ellos. Según la carta, los terrenos de la Hda. El Chamal se habían vendido en los años 1613 a 1617 por el virrey Don Diego Fernández de Córdoba a los sres. Domingo Hernández Prieto, Juan Figueroa, Pedro Espinoza de los Monteros, Alonso de Campa, y Antonio Fernández de Tavera, Los derechos entonces otorgados se

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afirmaron en 1801 por órdenes de la corte real y el Virrey. Durante los años siguentes, los terrenos pasaron por manos de varies dueños, hasta llegar a ser propiedad, por herencia, de los hermanos Don Pablo y Don Luis Ibarra y Goríbar. Estos vendieron sus derechos a Don Cruz García Rojas el cinco de diciembre de 1885.

García Rojas, en septiembre de 1891 obtuvo un préstamo del Banco Hipotecario de México en la cantidad de 50,000 pesos depositando con el banco título de la propiedad en calidad de hipoteca. La superficie de la Hda., según el contrato con el banco, era de 70,663 hectáreas. Por falta a parte de García Rojas de efectuar los pagos debidos, el banco obtuvo un juício hipotecario, en el cual el precio de la hda. se puso en 60,000 pesos. En esta manera pasó la propiedad al Banco Hipotecario, que recibió el título confecha de 6 de noviembre de 1894.

Concluye el Sr. Pardo con la opinión de que los títulos son buenos y que no tenían faltas ni defectos que podrían poner en peligro la pertinencia de la hacienda.

De acuerdo con el contrato de compraventa entre el Banco y la Blalock Mexico Colony, ésta pagó la cantidad de ($55,000 dólares, o según el cambio vigente, 143,000 pesos. De esto $30,000 dólares al contado; lo demás por préstamos conseguidos con el mismo Banco Hipotecario y otro con un banco en los Estados Unidos. Estas deudas fueron pagadas en enero de 1905, dejando la hda. libre de to do gravámen.

El trabajo de investigar y medir los terrenos comensó muy pronto después de la llegada del primer grupo. Había urgencia

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porque ninguno sabía donde la suerte le tocaría colocarse. La asignación de terrenos a cada uno tendría que esperar hasta que el deslinde se completara. Mientras tanto, construyeron al estilo campesino, casas provisionales de otate y palma.

La colonia encargó la -tarea de hacer el deslinde a un agrimensor de Okla. y él duró mas o menos un. año en completar el trabajo. Auque los Americanos estaban imp-uestos a usar las medidas en acres, era preciso que en México las hicieron en hectáreas. Por eso decidieron adoptar como base un bloque de 256 hectáreas, dividido en cuatro partes de 64 hec. cada uno. Asi es que el bloqu.e de 256 hec. corresponde muy cerca a la sección Americana, que es una milla cuadrada, o sea 640 acres, y el cuarto de 64 hec. equivale más o menos al cuarto sección de 160 acres. En esa manera los colonos podrían usar los términos de agrinensura que ellos mas bien comprendían.

La cuestión de escoger el sitio donde establecer su población era de mucha importancia para todos. Al fin elegieron el lugar donde esta ahora El Chamal, y a la vez decidieron nombrarla así--Chamal. En el deslinde habían  reservado un bloque de 2,088 hec. para lotes um cementerio y una plaza. Cincuenta sies Hc fueron divididas en lotes pequeños que formarían el centro, y alrededor de estosse colocaron 254 lotes suburbános de 8 hec. cada uno. Este plan con todos los mapas y dibujos requisítos fue depositado con La Secretaría de Fomento.

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Ya completo el deslinde, los colonos se encargaron a la clasificación de los terrenos. Usaron tres clases: la primera para el terreno más mejor para la agricultura; la segunda para el terreno menos valioso pero todavía adecuado para la agricultura; y la tercera los terrenos que servían solamente para la cría de ganado. Cada cuarto de 64 hec. tenía su propia clasificación, número, y corta descripción, de manera que la ubicación y calidad podrían acertarse con facilidad.

El sorteo para el repartimiento de los terrenos se llevó a cabo en 1904. Según escribe un participante, el método que •utilizaron era el siguente: empleando tres ollas, pusieron en la primera la descripción y número de cada cuarto de primera clase; igualmente en la segunda para los cuartos de segunda clase; y en la tercera, los de tercera clase. Cada accionista de la colonia tenía derecho de sacar un papelito de cada olla, así es que cada uno recibió tres cuartos, o 192 hec. de terreno, cuya ubicación era cosa de pura suerte. Además de esto, en otro sorteo cada accionista recibió tin lote de 8 hec. y uno de los pequeños en el centro.

Después del sorteo, llegó la hora de tratar y cambiar con fin de agrupar las porciones de tierra. En esto muchos lograron formar sus fincas y ranchos como deseaban. También había bastante negocio de compra y venta, ya que todos los accionistas y habían aprovechado de su derecho. En esta manera, justa. Y imparcial, se efectuó el primer repartimiento de la Hda. El Chamal.

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El redactor del periódico “Chamal Record", que se publicó durante el año de 1912, escribe lo siguente: "El poblado del Chamal esta ubicado hacia el norte del valle, y tiene algunos 250 habitantes; tiene una plaza sembrada de arboles de fruta y de sombra; también hay en la plaza una noria pública con techo de lamina; hay cuatro tiendas, dos fraguas, una botica, una carnecería y una zapatería; hay dos molinos, uno de maíz y el otro para asserar madera, ambos de máquina de vapor; hay una oficina de imprenta y un periódico; hay una escuela de piedra de dos pisos de temaño 8 por 20 metros; el edificio es nuevo y bien amueblado; hay una oficina de correo; hay doctores, intérpretes, traductores, y comerciantes de bienes raíces; y hay una iglesia bajo construcción.

Además de lo que mencionó el redactor, había otro molino de maíz en el río Boquilla; también en ese río los colonos habían construído una puente con techo de lámina. Un agricultor que sembrada caña compró y trajo de Monterrey un molino para su uso de él de sus vecinos.

Desde el principio, la colonia tenía gran empeño de proveer enseñanza para los jóvenes, y tenían escuelas en varies lugares. Comenzó la educacción de los ninos en septembre de 1903 en una escuela provisional que duró nada mas tres meses. En enero de 1904 se abrieron las puertas de la primera escuela de la colonia, con dos profesores y 60 alunnos. En 1909 fundaron otra escuela 12 km. al sur del poblado, 'para la mayor conveniencia de las familias de esa

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vecindad. Pero la necesidad era tal que tenían que construir una nueva escuela, mas grande y mejor situada que los primeros. Esta era la de piedra ya mencionada. En la construcción, utilizaron 450 metros cúbicos de piedra y 10,000 pies de madera. El costo era más de 6,000 pesos, algo de dinero en esos días. Esta escuela abrió las puertas en 1910 con tres profesores y más de cien alumnos. El edificio era de bastante argullo a los colonos, y decían que era uno de los mejores en todo el estado. Ese edificio todavía está; yo commencé allí mis estudios en 1922. Pero ya no es escuela; se ha convertido en uso general público.

Según lo que yo sé y por lo que han escrito varios, la mayoría de los colonos estaban muy satisfechos con su vida en el Chamal. No tardaron mucho en levantar hogares y hacer desmontes, y pronto aprendieron como aprovechar de los dones de la tierra. Por la mayor parte eran agridultores y sabían como aumentar las sosechas. Las herramientas que trajeron consigos eran de las mejores, y el ganado era de casta mejorada. Por primera vez, quizás, habían en el Chamal vacas verdaderas lecheras.

La colonia gozaba de prosperidad, y para el año de 1912, se dió cuenta en el periódico que habían más de 500 hec. sembradas en maíz, y otros 150 en huertas de naranja, plátano, piña, ciruela, mango y limón y en siembras de caña, ajonjoli, frijol y calabasa. Muchos de los colonos tenían jardines y disfrutaban de legumbres hasta entonces desconocidos en esa region. Los rancheros sembraban varios tipos de zacate, como el guineo y el parán.

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La Hda. El Chamal, como he dicho, tenía una superficie de más de 70,000 hec, pero de esto algunos 23,000 hec. era terreno montañoso y no servía para la agricultura. Por eso esta parte, ubicada hacia el norte de la hda. se vendió a una companía de madera de Canadá en 1906. Lo demás, algunos 47,000 hec., fue repartido, como hemos visto, entre los accionistas y otros compradores. Así es que para el año de 1909 todos los terrenos se habían vendido, y los títulos hechos conforme a la ley y el plan. de deslinde, se habían registrado en los municipios de Ocampo y Antiguo Morelos y en esta capital de Cd. Victoria. El número de propietarios llegó 2350.

Ahora podemos preguntar ¿cual fue el destino de la y colonia? Yo tendría que responder que para, la mayor parte y de los colonos que habían venido al Chamal en busca de una vida nueva, la aventura resultó en un fracaso completo. Ellos habían disponido de sus ahorros para tomar parte en esta empresa. Y, aunque no eran ricos, venían con algo; salieron durante la revolución con nada, dejando sus terrenos y otros bienes con la esperanza de volver cuando las circunstancias políticas permitirían. Muy pocos volvieron, y los quo no, al fin perdieron todo, incluyente los terrenos. Algunas veinte familias como la de mis padres, volvieron al Chamal en 1921. Hallaron una situación muy triste, nada semejante a la que dejaron 8 años antes, el aspecto de la cual me hace recordar la canción "Las Cuatro Milpas." Encontraron los hogares quemados, las herramientas arruinadas, las cercas de alambre caídas, el ganado y las bestias deaparecidos; y las milpas y huertas

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crecidas de monte. Seguramente no esperaban hallar todo como lo dejaron, pero el destrozo que venían por todas partes era para ellos un golpe muy fuerte. Quedaban pocos rastros de los diez años de trabajo que habían gastado. No es extraño que algunas familias no tardaron mucho en regresar a los Estados Unidos para nunca volver. Pero los demás pronto se lanzaron de nuevo a la batalla de establecer hogares, huertas, y ranchos. Ha sido dura la lucha y lento el progreso, pero el desarollo del valle de El Chamal ha sido tremendo. Y los que más merecen el reconocimiento para ese hecho son los descendientes de los primeros colonos, y entre ellos, permítame, sobresalen los del apellido Taylor.

Los padres de 1921 están ya muertos o muy ancianos. Ha llegado la cuarta generación, pero entre ellos no veo ningún agricultor ni ganadero; todos son, o quieren ser, académicos, profesores, ingenieros, doctores o comerciantes. Para ellos no hay porvenir en el Chamal. Y por eso, quizás, se acabará al fin el ensueño de los colonos Aniericanos Chamaleños.

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